miércoles, 30 de enero de 2008

diez días


Diez días.
Repartiendo mandarinas con cuidado por toda la casa.
Curando heridas, reparando espejos, regando semillas que colocamos en el momento preciso, en el lugar exacto.
Cuadros de plastelina.
Mi memoria guardaba su olor desde hacía quince años, sin saberlo. Pero cuando me abrazó, hace diez días, regresó para instalarse en el presente como si nunca se hubiera ido.
Yo no quería, señores.
No quería, lo juro.
Pero no pude hacer nada cuando aquel hombre que parece un buda flaco de ojos de miel alargó sus manos hasta mí, envolviéndome, cubriéndome de besos y canciones.
Diez días y su cráneo, entregado como una ofrenda, para mí.
Diez días y recuerdos desescombrados que nos hacen sorprendernos del hoy.
Diez días de ir colocando piedritas de futuro envueltas de sol y providencia.
Soy obscenamente feliz.
Gracias, Pepe.
Malverde, gracias.

P.D.: Que mi cursilería os ablande el corazón, pandilla de descreídos.