miércoles, 24 de marzo de 2010

mamá ranchito


Vengo de echar un vistazo al mundo bloguero y me he quedado pillada brincando de blog en blog sobre temática "maternal". Asustadica estoy, oiga.

Resulta que hay un montón de bitácoras de "mamis" que hablan y hablan y discuten e intercambian recetas, métodos, consejos y recomendaciones sobre sus usos y manejos de esas pelotillas de carne que son nuestros hijos. Que está muy bien eso, eh? muy bien, sí, ehhh, sí, bien... supongo...

Pues yo practico el método Funfil para que coma, y tú? pues yo el Mengil.. ah, el Mengil... y cómo te va?.. pues regular, no me acaba de convencer porque en lugar de 280 ml sólo consigo que se trague 270, y clarooooo... se me va a quedar desnutrido. Sí, en lugar de tres michelos sólo tiene dos... malo malo... y cuánto pesa tu hijo-cuasi-perfecto?, 7,563 kgs, uyyyy... debería pesar 7,565¡¡¡.. and so on...

Miedo. Tengo miedo. Cada vez que leo un blog de estos pienso invariablemente que yo ni entiendo la mitad de lo que hablan, me da pereza pensar en hacer las cosas que dicen que son buenísimas, y siempre siempre suele darme así como un respingo en la espalda hasta la nuca, como de escalofríos. Es que me las imagino a las mamis estas, en su afán de perfección, sometiendo a los críos a experimentos dizque científicos, alimentarios, energizantes o cualquier cosa rara. Es que me las imagino mirándome por encima del hombro, despreciándome por no apegarme a las normas de crianza natural o no natural, por no tener esto o aquéllo "imprescindible" e ignoto para mí.

Cuando eres madre primeriza, todo el mundo se cree con derecho a decirte lo que tienes que hacer, todo el mundo opina y la gente, de veras, dice cosas bien extrañas.

Seguramente yo, a ojos de muchas, lo esté haciendo mal porque abrazo y beso a mi hija todo lo que puedo (y eso supone malcriarla), he practicado el método Estivill para que aprenda a dormir y me ha funcionado divinamente -es el único método que he aplicado-, me preocupo mucho de lo que come pero no de cuánto come, no sé cuánto pesa ni me importa pero pesa mucho en brazos, puedo jurarlo. No he esterilizado nunca nada, ni chupetes ni biberones, ni ná. Que coma microbios, que eso le hace más fuerte. Sigo dándole el pecho como premio, aunque me muerde y se rie. Procuro ir al médico lo menos posible y de hecho, no se ha enfermado ni una vez.

Vale que cuando Lola iba a nacer y no teníamos cuna, yo pensé que teniendo barreños y un poquito de paja... lo que es bueno para el niño Jesús, es bueno para mi niña, no?.

Seguramente yo soy muy ranchito. Pero...

Mi hija se pasa el día jugando, riendo y bailando. Luce sana, así que lo está.  No quiero ser la madre perfecta: sólo quiero que ella esté bien.

Mamis del mundo, relánjense. No se preocupen tanto por todo, seguro que sale bien. Disfruten de la vida y de sí mismas sin llevar la tabla de percentiles en el bolso (y yo que nunca he sabido qué percentil es mi Lola, ni falta que me hace). Recuerden que eran mujeres antes de ser madres, que en el mundo hay vida más allá de los hijos¡¡.

N.B.: La pintura, tan bonita, es una maternidad de Guayasamín, uno de mis pintores favoritos.